lunes, 18 de febrero de 2008

Las puertas infinitas

Me dicen que fuera de esta niebla aún resuenan tus pasos. Yo no puedo oírlos, pero quizás me consuela saber que estás, aunque ya lejos de mí. Me abrazo a los recuerdos y a las palabras de otros cuando te traen entre sus sílabas. Camino enceguecida por el cansancio de no poder salir de esta prisión sin puertas, o tal vez con infinitas puertas. Como Asterión, encerrada, pero encerrada en el único sitio en el que he estado, incluso habiendo querido estar en tantos y tantos otros.
En ocasiones sueño y escapo, no por mucho tiempo, y sueño encontrarme en tus ojos otra vez. Pero te desvaneces y, de nuevo, un sonido hostil a mis oídos me despierta para decirme que he de seguir vagando en este eterno laberinto.

jueves, 3 de enero de 2008

Al otro lado

No puedo respirar si no sé que estás al otro lado de esta niebla. Durante un momento, unas horas, creí que podría alcanzarte. Recorría el callejón de los desengaños, pero ya no pude encontrarte. Entre las gotas de lluvia me parece oírte, pero, no, no hay nada que pueda llevarme hasta ti, ni nadie que pueda hacerte llegar mis suspiros. Todo está en un lúgubre silencio y me quema el alma. A veces dibujo tu nombre entre las gotas de lluvia, como un sortilegio sagrado que te diga que sigues en mis pensamientos, aunque tú ya me hayas olvidado. Quise unir mi aliento al sonido de tus palabras, pero no fue posible. Quizás en otra dimensión, quizás en otro universo en el que estemos destinados a encontrarnos, quizás en otro viaje, en otro recodo del abismo.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Entre la niebla

Entre la niebla deberían haber estado tus ojos. Quizás en un momento los cerraste y por eso no te pude encontrar. Sigue lloviendo en Dark City. No es tu ciudad, es sólo la mía. Sólo la oscuridad que sobrevive entre todas las cosas.
Me pregunto si hay un instante en tu pensamiento para mí. Paseo por los callejones de los olvidados y otros cientos de miradas se cruzan con la mía sin poder decir nada.

viernes, 30 de noviembre de 2007

Desde la otra dimensión

Vuelvo de un viaje interestelar en tus ojos. No me ha dado tiempo, como siempre. Y no sé cuándo tendremos otra oportunidad. Estaba en gravedad cero y ahora todo el mundo se ha posado sobre mis hombros. Ignoro si podré aguantar otro interminable día tras día. Quizás con la esperanza de no poder volverte a ver. Sí, esperanza, que es sólo la posibilidad de que algo ocurra. No tiene por qué ser favorable lo que nos espera. Realmente, pocas veces lo es.
Ahora sólo soy una sombra. Quizás estoy a tu lado pero estoy tan desdibujada que puedes confundirme con una mota de polvo, con una raya que se posó en tu pared hace siglos. No, no me podrías confundir con una polilla, demasiado corpórea para figurar que existo en estos momentos.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Recovecos del destino

He explorado los rincones del destino y no he podido encontrar ninguna señal de que hayas estado allí. Te he vuelto a perder aunque no soy consciente de en qué momento. Ahora resulta que miro a mi alrededor pero sólo doy vueltas sobre mí, porque ya no te veo, ni puedo oírte.
Recorro el espinazo de esta noche tan eterna y compacta que parece no acabar nunca. Voy de un lado a otro para siempre encontrarme con alguien que no eres tú que me dice que ya no estás. Te escondes en un valle lóbrego de niebla y confusión. En un juego de espejos en el que nunca puedo mirarme contigo. En cuanto desvío la mirada, te conviertes en otro fantasma de esta ciudad. Quisieras que me olvidara de que estuviste, pero lo único que pervive en esta eterna oscuridad son mis palabras y mis pensamientos. En algún lugar deben de haberse refugiado para permanecer a salvo de esta noche que devora todas las luces conocidas hasta ahora. Ninguna consigue sobrevivir.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Señales

Todos parecen haber visto esas señales, menos yo, que camino perdida entre las sombras y la niebla. Tengo el corazón atemorizado y voy dando pequeños pasos para no caerme. ¿Perderme? No, estoy perdida hace mucho tiempo. Lo que aún no sé es cómo he logrado sobrevivir hasta este momento. Tú crees que veré las señales, como los demás, pero te equivocas. Estoy escondida en un escenario en que sólo puedo oír y ver, pero no puedo tocar ni sentir. En realidad, hace tiempo que no toco ni siento nada material. Parece que me estuviera desintegrando en pequeñas gotas de niebla fría y que cada una de ellas llevara parte de mis miedos en sí. No soy consciente de hasta dónde puedo llegar. La niebla y el frío secan el aire que entra en mis pulmones. Presiento que estoy a punto de dejar de lado el lugar en el que nos deberíamos haber encontrado. Pero, como siempre, tú estabas al otro lado del espejo y yo no podía verte.

domingo, 28 de octubre de 2007

No me ves

No puedes entenderlo, porque ni siquiera sabes quién te habla. Miras alrededor, te preguntas de dónde viene esta sensación de ahogo, piensas cómo salir de Dark City, pero nadie te da respuestas. No mires más hacia el cielo, que aquí es siempre sólido y oscuro. Mira detrás de ti, en un recodo de tus hombros me escondo para acompañarte. No te has dado cuenta en todo este tiempo, pero es verdad. Crees que es el espejo o el viento frío el que te habla. Incluso intentas abrazar la niebla, por no saber que me tienes que abrazar a mí. Pero nada de esto es posible. Te hablo desde una distancia infinita. Mucho más grande que las de un universo infinito, porque se mide en otro universo. Y no hay solución. Pero tú sigues sabiendo que habito allí donde se unen los dos polos de la Tierra, en los aledaños del sueño del que acabas de despertarte.